Los perros también pueden sufrir las temidas piedras en la vejiga, también conocidas como cálculos urinarios. Este es un problema que puede manifestarse por predisposición genética, por sufrir infecciones bacterianas, es decir, cistitis, o bien por la concentración de minerales o el ph de la orina. Es por eso que aunque nuestro perro tenga un estilo de vida sano no está a salvo de sufrirlo.
Los cálculos urinarios son la formación de minerales que aparecen en la orina como cristales microscópicos. Estos minerales deben expulsarse para que el perro no sufra problemas en la vejiga y en todo el tracto urinario que podrán complicarse, poniendo en algunos casos en riesgo la vida del animal.
Aunque se habla de piedras en la vejiga, estas también pueden aparecer en los riñones, en los uréteres, la vejiga o la uretra. No obstante, en la mayoría de los casos estas piedras están en la vejiga. Lo cierto es que si se encuentran en el riñón o en los uréteres, que son los conductos que llevan la orina a la vejiga, el riesgo puede ser mucho mayor, necesitando el perro cirugía.
Puede no presentarse síntoma, aunque normalmente suele pasar que el perro necesita orinar mucho, y al mismo tiempo parece que le cuesta. Bebe mucha agua y a veces presenta sangre en la orina. Ante cualquier síntoma de molestias o dificultades hay que llevar al perro al veterinario para que evalúe el tratamiento.
En ocasiones se decide operar al perro cuando el caso es más grave, pero también cabe la posibilidad de inyectar solución salina en la vejiga mediante un catéter para sacar las piedras, o bien utilizar antibióticos en los casos más leves. Sea cual sea, el perro tendrá que tomar antibióticos un tiempo, y también tomar alimento especial para estos casos, vigilándolo de cerca.