Si tenemos un perro reactivo, es decir, un animal que se pone nervioso cuando está con otros de su especie o con otras personas, o si convivimos con un can considerado de raza peligrosa, debemos de asegurarnos de que tanto nuestro amigo como los demás van a estar bien, por lo que no nos quedará más remedio que ponerle un bozal.
Este accesorio no suele ser bien visto por los humanos, pues automáticamente lo asociamos con animales potencialmente agresivos. Sin embargo, esto no debería ser así, ya que simplemente es una medida de seguridad, a veces obligatoria, que tenemos que tomar. Por eso, si necesitas saber cómo poner el bozal a mi perro, no dejes de leer.
Ponerle un bozal a un perro debe ser una tarea sencilla, pero para conseguir que lo sea es imprescindible que el animal lo asocie con algo agradable. Así pues, con golosinas a mano, le pediremos un »Sienta» o »Sit» y le pondremos el bozal dentro de casa durante unos segundos sin atárselo bien; simplemente para que se vaya acostumbrando poco a poco a llevarlo. Le daremos una chuche, esperaremos unos segundos y le quitaremos el bozal.
Al cabo de un rato, se lo volveremos a poner, esta vez bien puesto. De nuevo, le daremos una golosina para perros y lo alabaremos para que sepa que lo que queremos es eso, que se mantenga tranquilo mientras lo lleva puesto. Y repetiremos al día siguiente, pero esta vez, dejaremos pasar más tiempo desde que le colocamos el bozal hasta que le damos una golosina.
Poco a poco y a medida que vayan pasando los días, iremos notando que nuestro querido peludo se va sintiendo cada vez más cómodo con el bozal, de modo que podremos empezar a ponérselo para salir a pasear. Eso sí, no tenemos que olvidarnos los premios para ir dándoselos de tanto en cuando.
Así seguro que se sentirá bien llevando el bozal.