Criar a un cachorro recién nacido con biberón no es una tarea sencilla, pero en ocasiones resulta imprescindible para garantizar su supervivencia cuando no puede ser alimentado por su madre. Aunque el cuidado materno es insustituible, existen métodos y pautas que nos permitirán sacar adelante al cachorro de manera segura y responsable.
¿Por qué necesitarías criar a un cachorro con biberón?
La necesidad de criar a un cachorro con biberón puede surgir en varias circunstancias. Entre las más comunes están el fallecimiento de la madre, el rechazo de la camada por parte de la perra, la insuficiencia de leche materna o la separación prematura de los cachorros de su progenitora. En otros casos, puede ocurrir que el cachorro sea demasiado débil para alimentarse por sí mismo.
En estas situaciones, el cuidador debe asumir el papel de «madre adoptiva», proporcionándole al cachorro no solo alimento, sino también calor, higiene y estimulación para que pueda desarrollarse correctamente. La dedicación y la constancia serán claves durante este proceso.
Aspectos clave para la crianza con biberón
Elección de la leche adecuada
Uno de los errores más comunes al alimentar a un cachorro recién nacido es utilizar leche de vaca o cabra. Estas no son apropiadas para los perros debido a su alta concentración de lactosa, que puede causar diarreas severas y deshidratación. En su lugar, es fundamental adquirir leche maternizada específica para cachorros. Esta se encuentra en clínicas veterinarias o tiendas especializadas y está formulada para imitar la composición nutricional de la leche canina.
Si no puedes adquirir leche maternizada de inmediato, como solución temporal se puede preparar una fórmula casera de emergencia. Sin embargo, esta no debe reemplazar la leche maternizada a largo plazo, ya que no ofrece los nutrientes necesarios para un desarrollo óptimo.
Preparación y uso del biberón
El biberón es una herramienta esencial en este proceso. Debe ser del tamaño adecuado para la raza y la edad del cachorro. Además, la tetina debe tener un orificio pequeño para que la leche fluya lentamente, evitando atragantamientos.
Antes de cada uso, lava bien el biberón con agua caliente y jabón para mantenerlo estéril. Prepara la leche maternizada siguiendo las instrucciones del fabricante, asegurándote de que no queden grumos. La leche debe estar tibia, a unos 37°C, para simular la temperatura natural del cuerpo de la madre.
Frecuencia y cantidad de alimentación
Los cachorros recién nacidos necesitan alimentarse frecuentemente, generalmente cada 2-3 horas durante las primeras semanas de vida, incluso durante la noche. Es crucial no sobrealimentar al cachorro para evitar problemas digestivos. El prospecto de la leche maternizada indicará la cantidad exacta según el peso y la edad del cachorro.
Conforme el cachorro crece, el intervalo entre tomas se puede ir ampliando gradualmente, pasando a unas 4-5 tomas al día alrededor de las 3 semanas de vida. En esta etapa, también se puede introducir una papilla de iniciación o alimento sólido para cachorros.
Postura para alimentar al cachorro
Durante la toma, el cachorro debe estar colocado boca abajo, en una posición similar a la que adopta cuando mama de su madre, con la cabeza ligeramente inclinada hacia arriba. Nunca lo alimentes en posición boca arriba, ya que podría atragantarse o aspirar la leche a sus pulmones, lo que podría causarle neumonía.
Estimulación para las necesidades fisiológicas
Después de cada toma, es necesario estimular al cachorro para que orine y defeque, ya que los recién nacidos no pueden hacerlo por sí solos. Usa un paño húmedo y tibio para masajear suavemente el área genital y anal, imitando los lamidos de la madre. Este proceso es esencial para evitar problemas como el estreñimiento o la acumulación de desechos en el organismo.
Otros cuidados imprescindibles
Control de la temperatura corporal
Los cachorros recién nacidos no pueden regular su temperatura corporal, por lo que es vital proporcionarles un ambiente cálido y constante. Durante la primera semana, la temperatura ambiental debe mantenerse alrededor de 32-34°C, reduciéndose gradualmente a 24°C hacia la cuarta semana.
Para mantener el calor, puedes usar una manta eléctrica cubierta con toallas, bolsas de agua caliente o lámparas de calor. Asegúrate de que los cachorros tengan la posibilidad de alejarse de la fuente de calor si sienten demasiado calor.
Higiene y prevención de enfermedades
Mantén siempre limpia la cama del cachorro, eliminando cualquier residuo de comida o desechos. Lava frecuentemente las mantas y toallas que uses para cubrir su espacio, y asegúrate de que todo lo que entre en contacto con el cachorro esté limpio y esterilizado.
Además, observa su comportamiento y aspecto general para detectar cualquier signo de enfermedad como letargia, diarrea o falta de apetito. Ante cualquier sospecha, consulta inmediatamente con un veterinario.
Socialización y estímulo
Una vez superada la etapa de lactancia, es importante exponer al cachorro a estímulos sociales y físicos. Aunque no tenga a su madre y hermanos, es esencial que interactúe con personas y, cuando sea seguro, con otros perros. Esto contribuirá a su desarrollo emocional y social, evitando problemas de comportamiento en el futuro.
La crianza de un cachorro recién nacido con biberón requiere esfuerzo, paciencia y mucho amor, pero el vínculo que se forma mientras cuidas de él es incomparable. Con las pautas adecuadas y el apoyo de un veterinario cuando sea necesario, podrás garantizarle un comienzo de vida saludable, lleno de oportunidades para crecer y desarrollarse de manera equilibrada.