La piel de los perros es especialmente delicada, siendo muy sensible al frío, al calor y al roce de determinadas sustancias. Un problema común en ellos es la piel seca, que les produce grandes molestias como picor o irritación. Podemos acabar con esta afección fácilmente, dejándonos asesorar por el veterinario y utilizando productos especiales. Te damos algunos consejos para ello.
En primer lugar, debemos conocer los síntomas que ocasiona la piel seca. Notaremos que nuestro perro se rasca continuamente diferentes zonas de su cuerpo, y que aparece un fuerte enrojecimiento en las mismas. Probablemente también habrá presencia de costras y el pelaje de nuestra mascota pierda volumen y brillo.
Ante la aparición de cualquiera de estas señales, tendremos que acudir a una clínica veterinaria cuanto antes. Allí el especialista analizará detenidamente al animal y realizará un diagnóstico tras llevar a cabo las pruebas pertinentes. En estos casos suele bastar con un examen visual. Tras esto, el veterinario nos recomendará algunos productos hipoalergénicos para tratar el problema.
Es con ellos con los que tenemos que bañar al animal, tras cepillarle suavemente para retirar los pelos sueltos y la suciedad. Hay una gran variedad de champús en este sentido, adaptados a diferentes tipos de pelaje, que tendremos que aplicar dando un suave masaje al perro para estimular la circulación sanguínea. Al finalizar el baño, es fundamental aclarar bien hasta eliminar cualquier resto del producto. Probablemente el especialista también nos indique que apliquemos varias veces al día alguna crema especial en las zonas irritadas.
A veces la piel seca se da precisamente a causa de los baños excesivos. Es importante que bañemos a nuestro perro como mínimo cada mes o mes y medio, y que lo hagamos con productos de calidad. La alimentación también es clave para evitar este problema; debe ser rica en omega 3 y 6, y vitaminas C, E, A y Zinc. Además, nuestro perro debe estar bien hidratado, teniendo siempre a su alcance agua limpia y fresca.
Causas frecuentes y cuándo preocuparse
Ambiente seco (calefacción o aire acondicionado), alergias alimentarias o ambientales, parásitos (pulgas y ácaros), infecciones bacterianas o por levaduras, y trastornos endocrinos como hipotiroidismo o síndrome de Cushing pueden desencadenar sequedad, caspa y picor. Si notas zonas enrojecidas, ulceradas, costrosas, supurativas o un prurito muy intenso, consulta sin demora. El veterinario puede realizar raspados cutáneos, citologías y análisis sanguíneos para descartar causas de riesgo y definir el tratamiento.

Señales que puedes observar en casa
Además del rascado y el enrojecimiento, pueden aparecer escamas blancas sueltas (seborrea seca), pequeñas pápulas o “granitos”, costras, olor fuerte compatible con Malassezia, pérdida de pelo y áreas concretas afectadas como base de la cola, márgenes de orejas o dorso. No confundas piel seca con piel grasa: algunos perros muestran exceso de sebo con descamación y, aun así, necesitan hidratar y equilibrar su barrera cutánea.

Tratamiento: del entorno al producto adecuado
En casa, reduce desencadenantes: usa un humidificador cuando el aire esté seco, limita el uso de secador y evita champús humanos por su pH. Elige champús hidratantes y seborreguladores para perros, seguidos de acondicionadores o sprays emolientes. Existen fórmulas con aceite de argán, extracto de aceite de coco y proteínas de seda que calman, reengrasan y refuerzan la barrera cutánea. Algunas tecnologías de liberación prolongada mantienen activos hidratantes y antisépticos en contacto con la piel durante horas para un efecto sostenido. Los baños de avena coloidal y las cremas humectantes específicas pueden aliviar el picor si el veterinario lo aprueba.
Cuando hay parásitos, trata a todos los animales del hogar y el entorno. En infecciones bacterianas o por levaduras, el profesional indicará antisépticos tópicos y, si procede, terapia oral. En alergias, puede proponer champús hipoalergénicos, control ambiental y, en dieta, estrategias con proteína novel o hidrolizada. Ante endocrinopatías, el manejo médico específico es indispensable y se complementa con rutinas de cuidado de la piel.

Rutina de aseo y prevención
El cepillado regular elimina células muertas, distribuye aceites naturales y airea el manto, reduciendo el riesgo de sobrecrecimiento de bacterias y hongos. Baña con la frecuencia justa (no excesiva), masajea suavemente para estimular la microcirculación y aclara en profundidad. Seca con toalla, evitando calor directo prolongado.
Refuerza desde dentro con omega-3 (EPA/DHA) y vitamina E; el zinc también ayuda en dermatosis sensibles a este mineral. Mantén hidratación constante, limita la exposición solar en horas intensas, limpia las patas tras los paseos para reducir alérgenos y aplica prevención periódica frente a pulgas y garrapatas.
Algunas razas muestran predisposición a seborrea primaria o problemas de barrera: springer spaniel, basset hound, labrador, golden retriever, bulldog americano, Jack Russell terrier, cocker spaniel, West Highland white terrier, dóberman pinscher, teckel, shar pei y pastor alemán. En estos casos, la constancia en productos tópicos, cepillado y nutrición marca la diferencia.

Identificar la causa, ajustar el entorno y escoger fórmulas adecuadas (hidratantes, seborreguladoras y hipoalergénicas) suele resolver la mayoría de casos leves. Cuando existen lesiones, mal olor, dolor o recaídas frecuentes, el apoyo del veterinario con pruebas diagnósticas y un protocolo completo es la vía más segura para devolver el confort a la piel de tu perro y mantener un pelaje sano y brillante a largo plazo.