Desde el primer momento en el que decidimos compartir nuestra vida con un perro tenemos que tener presente que va a necesitar una serie de cuidados para poder ser feliz, entre los que se encuentran el ejercicio diario, mucha compañía y cariño, y una alimentación adecuada.
En este sentido, desde la invención de los piensos, durante la Segunda Guerra Mundial, nos han dicho y repetido hasta la saciedad que sólo puede comer ese tipo de comida y que hay unos alimentos que son tóxicos para ellos. ¿Por qué los perros no pueden comer cebolla? ¿Es realmente tan peligrosa?
Como todo en esta vida, depende. Si no le das una cantidad excesiva, no pasará nada. La cebolla contiene un compuesto llamado n-propildisulfida, que es una sustancia tóxica para los perros en cantidades elevadas ya que destruye los glóbulos rojos. Al hacerlo, le causa un tipo de anemia hemolítica que necesitará ayuda veterinaria para recuperarse.
Los síntomas de intoxicación por cebolla se manifestarán a los 5-6 días. Son los siguientes: diarrea, letargo, vómitos, problemas para respirar, orina con sangre y aumento del ritmo cardíaco. Si nuestro amigo ha comido más cebolla de la que debería y empieza a encontrarse mal, deberemos de llevarlo al veterinario lo antes posible.
¿Es la cebolla realmente tan peligrosa para el perro? No, para nada. Para que lo fuera debería de consumir el 0,5% de su peso corporal en este alimento, algo que ni siquiera los humanos hacemos. Además, hay que tener en cuenta que no todos los días le vamos a dar de comer carne con este alimento, pues de lo contrario no le estaríamos dando todos los nutrientes que el animal necesita para crecer.
Y aún hay más: la cebolla tiene propiedades muy beneficiosas para el organismo. Protege al peludo de las bacterias, mejora la circulación sanguínea y por si fuera poco fortalece el sistema inmune. Así que no dudes en darle un poquito de cebolla de vez en cuando. 🙂