Al igual que nosotros, los perros también pueden sufrir problemas de tiroides, glándula encargada de segregar determinadas hormonas para regular el metabolismo. En el caso del hipertiroidismo, es un trastorno que favorece la producción excesiva de dicha hormona, dando lugar a problemas como el aumento de peso. Se trata de la endocrinopatía más frecuente en los canes, tras la diabetes y el síndrome de Cushing.
¿Qué es el hipertiroidismo canino?
Es un desorden producido por la glándula tiroides, que produce más hormonas tiroideas de las que debería, lo que conlleva graves problemas para el sistema endocrino. Puede confundirse fácilmente con el hipotiroidismo, que supone todo lo contrario; es decir, la insuficiencia de estas hormonas.
¿Por qué se produce?
Existen diferentes causas. Podría deberse a una malformación en la glándula tiroides, así como a la aparición de un tumor junto a la misma. Por otro lado, a veces tiene lugar un trastorno en el sistema inmunológico conocido como “tiroiditis autoinmune”, que ataca a los tejidos que recubren la glándula. A su vez, ésta, para defenderse del ataque, segrega un exceso de hormonas hasta que el animal desarrolla hipertiroidismo.
Según los expertos, las razas medianas y grandes son más propensas a sufrir hipertiroidismo que las pequeñas. Asimismo, se da con mayor frecuencia en las hembras, aunque también puede producirse en los machos. Algunas de las razas con más riesgo son el golden retriever, el labrador, el setter irlandés, el cocker spaniel, el dóberman y el airedale terrier.
Principales síntomas
1. Aumento de peso.
2. Depresión y ansiedad.
3. Apatía y cansancio.
4. Pérdida de pelaje.
5. Infecciones.
6. Piel extremadamente seca.
7. Ritmo cardíaco lento.
Si advertimos cualquiera de estos síntomas, debemos acudir al veterinario cuanto antes. Sólo él puede hacer un diagnóstico correcto mediante un análisis de sangre y administrar el tratamiento adecuado.
Tratamiento
El hipertiroidismo no tiene cura, aunque sus síntomas pueden controlarse mediante medicación. La mayoría de las veces el tratamiento consiste en la administración de una pastilla diaria durante el resto de la vida del animal. No obstante, el veterinario puede recomendar otros tratamientos si lo cree necesario.