El perro y la procesionaria

nido de procesionaria en las ramas de un pino

La procesionaria o Thaumetopoea pityocampa puede resultar bastante peligrosa para los perros, debido a que simplemente con tener un pequeño contacto podría causar una severa urgencia veterinaria.

Esto podría ser realmente grave, generalmente debido al contacto directo del insecto con las mucosas o su ingestión, el animal podría sufrir un delicado cuadro, el cual podría terminar provocando la muerte del perro.

Ciclo biológico

grupo de procesionaria desfilando juntas y por el suelo

La presencia de esta alrededor de zonas mediterráneas suele ser muy habitual durante la época de la primavera, periodo donde las larvas  brotan de sus bolsas y comienzan a moverse en procesión hacia una nueva guarida. Esa es la razón por la cual a lo largo de esta época y las que siguen, resulta preciso prestar especial atención y tener mucha precaución al salir de paseo con las mascotas.

Con el fin de saber realmente cuándo resulta más peligroso para los perros la presencia de la procesionaria, es preciso prestarle especial atención al ciclo biológico de este insecto, por lo que lo explicaremos a continuación.

A lo largo de los meses de marzo y abril la procesionaria desciende de su nido, el cual suele ubicarse sobre la copa de los árboles, creando una extensa hilera de insectos y siendo justamente en ese momento la época en que estas procesionaria son mucho más peligrosas, debido a que pueden lanzar pelos punzantes hacia el aire al sentirse en peligro.

Cuando logran descender completamente y llegar al suelo, las procesionaria suelen enterrarse con el fin de protegerse y poder transformarse en crisálidas que más tarde eclosionarán hasta convertirse en mariposas, lo cual sucede aproximadamente durante el mes de mayo y/o junio.

Después tiene lugar tanto el apareamiento como la postura de huevos, que ocurre a lo largo del verano en la cima de los pinos.

Después de 30 días de esto, se lleva a cabo la eclosión de los huevos, por lo que las larvas comienzan a desarrollarse a travesando cinco diferentes estadios larvarios para alcanzar la madurez suficiente para comenzar su ascensión hacía los árboles, con el fin de crear sus distintivos nidos en los que pueden protegerse frente a la llegada de los climas fríos.

A lo largo del periodo que ocurre desde noviembre hasta febrero, las larvas suelen mantenerse protegidas dentro de sus nidos e interactúan entre ellas para generar una especie de vínculo social, además de llevar a cabo salidas por las noches con el fin de conseguir alimentos.

De este modo y al llegar nuevamente la primavera, las procesionarias comienzan a prepararse para bajar otra vez de los árboles en una procesión que va liderada por una de las hembras.

Efectos al tener contacto con los perros

Como ya hemos mencionado, las procesionarias cuentan con pelos urticantes ubicados en la zona posterior de su cuerpo, los cuales pueden arrojar hacia el aire si sienten que están amenazadas. Debido a su rigidez, dichos pelos son similares a las púas que poseen ciertas plantas y al entrar en contacto con los perros desprenden una sustancia tóxica que pone en peligro al animal.

La toxina liberada por la procesionaria destaca por ser realmente fuerte, ya que genera una severa irritación y una gran inflamación, por lo que cuando tienen contacto, ya sea con la lengua y/o las mucosas, causa una intoxicación que podría producir heridas que pudieran necrosarse, lo que significa que las células de la parte afectada mueren y se genera un bloqueo en las vías respiratorias, haciendo que el cuadro clínico sea más grave.

Síntomas

dos procesionarias que estan saliendo del nido que rodea al resto de orugas

Esta es la razón por la cual al percibir la presencia de la procesionaria alrededor del espacio en el que suelen estar los perros, resulta fundamental tomar precauciones al salir de paseo con el animal, al igual que estar al tanto de los síntomas que indican la posible intoxicación por causa de este insecto, como por ejemplo:

  • Malestar general.
  • Hipersalivación.
  • Reacción alérgica.
  • Inflamación cutánea.
  • Inflamación de la lengua.
  • Úlceras.
  • Irritación cutánea.
  • Lengua roja, amoratada o negra.
  • Inconvenientes para respirar.
  • Excesivo rascado.

Estos son algunos de los síntomas que se presentan con mayor frecuencia; sin embargo, existen muchos otros.

Entonces, ¿qué se debe hacer cuando un perro ha ingerido u olido una procesionaria? Lo más conveniente es informarse, por lo que a continuación ofrecemos algunas claves que permiten actuar apropiadamente para ofrecer al animal los primeros auxilios necesarios, pero sin olvidar que eso no supone de ningún modo un reemplazo para la atención médica veterinaria que el perro debe recibir urgentemente.

¿Qué hacer cuándo un perro entra en contacto con una procesionaria?

Lo primero que se debe hacer al percibir que el perro ha tenido contacto con una procesionaria, es ofrecerle los primeros auxilios que se mencionan a continuación:

  • Sin usar las manos, es decir utilizando siempre pinzas y/o guantes, hay que retirar cuidadosamente la procesionaria o vellosidades con las que el perro tuvo contacto y que se mantienen en su pelaje.
  • Después se debe lavar el área afectada con una gran cantidad de agua fresca.
  • Hay que tratar de no manipular, frotar y/o presionar las heridas que pueda tener la piel del animal, ya que de lo contrario se podría causar una mayor liberación de las sustancias tóxicas de los pelos urticantes.
  • Llevar al perro inmediatamente a algún centro veterinario y de ser preciso, hacer que pase por urgencias.

Tratamiento

parte alta de un pino donde existe un nido de procesionarias

Las consecuencias producidas por la ingesta y/o el contacto del perro con una procesionaria son realmente severas y en ciertas ocasiones podrían ser mortales al no ofrecer el cuidado a tiempo al perro. Y es que además de las reacciones cutáneas, aquellos perros que fueron intoxicados por una procesionaria no solo podrían ahogarse, sino también sufrir necrosis en algún área de su cuerpo, por lo que podría ser necesario amputar dicho tejido o área determinada.

El tratamiento que se le aplicará al perro dependerá directamente de la reacción que tenga el organismo del animal frente a la toxina con la que tuvo contacto, pero lo más normal suele ser la utilización de antihistamínicos y corticoides, administración de antibióticos, estimulación del vómito, etc.

En los casos de mayor gravedad es posible que se requiera la hospitalización del animal y la utilización de fluidoterapia con el fin de mantenerlo hidratado adecuadamente, sobre todo si está en estado de shock.

El cambio de clima tiene una gran influencia sobre el ciclo biológico de las procesionarias, esa es la razón por la cual el incremento de la temperatura causa que las mismas se encuentren mucho más activas y salgan de sus colonias durante un periodo de tiempo mayor al normal, lo cual representa un gran riesgo de intoxicación para los perros.

Con el fin de evitar los problemas causados por las procesionaria, es esencial supervisar frecuentemente los árboles que puedan haber en los jardines o alrededor de la zona donde habita el perro, con el fin de detectar a tiempo la presencia de los nidos de procesionaria y combatirlos contactando con un profesional fitosanitario o notificándolo en el Ayuntamiento y estando especialmente alertas al pasear con perros durante primavera y verano.


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