Si el perro acaba de llegar a su nuevo hogar, lo más normal es que se sienta inseguro o que incluso tenga miedo. Nosotros, como sus nuevos cuidadores, tenemos que proporcionarle todo aquello que necesita para que pueda llevar una vida feliz y plena, es decir, que le tenemos que dar, no sólo comida, agua y un techo donde protegerse de las inclemencias del tiempo, sino que también debemos darle mucho cariño para que sienta que realmente puede confiar en sus humanos. A esto conviene sumar identificación y seguridad básicas (microchip actualizado y chapa con teléfono) desde el primer día.
Aún así, a veces los accidentes ocurren, por lo que veamos cómo reaccionar si mi perro se escapa.
Mantener la mente fría
Es muy difícil, puesto que cuando se te escapa tu perro, tu mejor amigo peludo, es inevitable sentirse impotente. Enseguida pensamos que le podría pasar algo malo, y todo por nuestra culpa, por no haber sabido controlar la situación o, porque, simplemente, nos despistamos un segundo y el animal aprovechó esa oportunidad para alejarse.
Pero no debemos culparnos. Si lo hacemos, al final lo que conseguiremos es sentirnos peor, agravando el problema. Por lo tanto, hay que tratar de mantener la mente fría para que podamos pensar con claridad y encontrar, así, lo antes posible al peludo. Respira, no corras detrás (muchos perros huyen más si los persiguen), anota la última dirección en la que lo viste y organiza la búsqueda: alguien debe quedarse en el punto de fuga por si regresa, mientras otro recorre la zona con correa, premios y su juguete favorito.

Ponerse en la situación del perro
Esto significa que tenemos que saber qué es lo que quiere o busca nuestro perro. Bien, si se escapa irá a un sitio donde se sienta seguro y protegido. Esto puede ser detrás de unos árboles, de unos contenedores de basura, un parque o de cualquier otra zona que él crea que es segura. Será en estos lugares donde tengamos que buscarlo. Amplía el radio a rutas conocidas (casa, coche aparcado, zonas de paseo), revisa puntos de sombra y agua, y prueba a dejar una prenda con tu olor en el punto de pérdida. Llama en voz amable, agáchate para no intimidar y evita gritar.
Anunciar su pérdida
Hoy en día gracias a las redes sociales poner un anuncio de que se ha perdido un perro y que lo vean miles o incluso millones de personas sólo se tardan unos minutos. Además, también es muy recomendable poner anuncios de »SE BUSCA» en las tiendas de tu barrio, así como avisar a la policía. Añade una foto actual, nombre, color, tamaño, señas particulares y tu teléfono. Informa a clínicas veterinarias, protectoras y refugios; si alguien lo encuentra y lo lleva allí podrán avisarte. Si tu perro lleva microchip, comunica la desaparición al registro correspondiente para que cualquier lectura facilite el reencuentro. En muchos municipios puedes formalizar una denuncia por extravío con fecha, lugar y datos identificativos.

Con estos consejos, seguro que tu can y tú os reencontraréis antes de lo que crees. Mucho ánimo.
Causas más frecuentes de las fugas
- Miedos y fobias a ruidos: fuegos artificiales, tormentas o maquinaria pueden disparar pánico. Trabaja la desensibilización y asocia los sonidos a golosinas y calma.
- Instinto de apareamiento: machos y hembras pueden huir para reproducirse. La esterilización reduce escapadas y previene problemas de salud reproductiva.
- Aburrimiento y falta de ejercicio: un perro con energía acumulada busca estímulos fuera. Incrementa actividad física y mental (paseos, olfato, juegos).
- Educación inconsistente: si la llamada no está bien entrenada o se refuerza el escapismo (perseguirle, convertirlo en juego), la conducta se mantiene. Implanta rutinas y autocontrol (esperar antes de puertas, pedir una conducta antes de obtener algo). No encierres sin más: puede generar ansiedad.
- Factores del entorno: vallas bajas, puertas mal cerradas u oportunidades puntuales. Revisa cierres, añade doble puerta y retira muebles que faciliten saltos.
- Salud y edad: perros mayores con deterioro cognitivo, o con pérdida de visión u oído, pueden desorientarse y alejarse sin querer.
- Razas más exploradoras: algunos como Huskies, Beagles o Terriers pueden seguir rastros con facilidad; extrema la prevención.
- Refuerzo accidental: si una vez se escapó y lo pasó bien (cazar, socializar), tenderá a repetirlo.
Qué hacer en el momento exacto de la fuga
- No persigas: aléjate unos pasos, agáchate y usa voz alegre; muéstrate interesante con premios o su juguete.
- Dirígete hacia el coche o una zona conocida: muchos perros siguen a su persona si parece que se marcha.
- Coordina a más personas: uno espera en el punto de fuga, otros cubren calles adyacentes; mantén comunicación.
- Si vuelve, prémiale: caricias y golosina. Jamás regañes al regresar; confundirás la llamada.

Prevención y herramientas que marcan la diferencia
- Vallado seguro: aumenta altura, bloquea huecos y añade esclusa/recibidor en la puerta del jardín.
- Control de puertas: coloca carteles de cierre, sujeta la correa antes de abrir y enseña a esperar con la puerta abierta.
- Identificación y tecnología: microchip con datos al día y chapa. Valora un GPS para perros con seguimiento en tiempo real y vallas virtuales que avisen si sale del área segura.
- Entrenamiento de la llamada: práctica frecuente en entornos sin distracciones, sube dificultad gradualmente y usa refuerzo positivo. No llames para cosas que no le gusten (baño, fin del parque).
- Bienestar emocional: trata ansiedad por separación con pautas profesionales, planifica días de ruidos fuertes y proporciona enriquecimiento diario.
Errores que agravan el problema
- Perseguir o gritar: incrementa la huida.
- Castigar al volver: asociará el castigo a regresar.
- Llamar para algo negativo: quema la señal de llamada.
- Atarlo todo el día: favorece estrés y conductas indeseadas.
Cuándo acudir a un profesional
Si las fugas están motivadas por miedo intenso, ansiedad por separación, reactividad o no logras avances, consulta con un veterinario o un especialista en comportamiento canino. La intervención temprana y un plan individualizado reducen recaídas y mejoran la seguridad.
La idea de que los perros siempre encuentran el camino a casa es peligrosa: algunos regresan, muchos no. Con organización, avisos rápidos, entrenamiento amable y prevención (identificación, vallado y GPS) podrás minimizar riesgos y aumentar al máximo las opciones de reencuentro.