El moquillo es una enfermedad que se manifiesta sobre todo durante el invierno, debido a las bajas temperaturas y a la humedad del ambiente. Es un problema que puede manifestarse poco a poco en los perros, pero que a la larga puede llegar a ser una enfermedad grave, que hay que tratar cuanto antes para que no vaya a peor.
En los perros cachorros y los mayores hay todavía mayor riesgo para que la enfermedad se agrave, por lo que hay que tener un especial cuidado. Hay que conocer los síntomas del moquillo para poder reconocer este problema y atajarlo cuanto antes con una visita al veterinario.
Los primeros días de la incubación de la enfermedad hay determinados síntomas. Sin embargo, hay que decir que estos pueden confundirse con muchas otras enfermedades. La fiebre suele aparecer a los seis días después del contagio, y con ella también aparece la apatía en el perro, que descansa mucho, no quiere jugar, comer o beber. Esto hace que en muchos casos se deshidraten, algo que puede ser peligroso para cachorros y perros mayores.
Más tarde aparecen otros síntomas como los problemas respiratorios, que son lo más significativo. Tienen una tos profunda y constante, secreciones nasales y dificultades para respirar. Además pueden tener diarreas y vómitos. En esta fase ya es muy necesario llevarlos al veterinario a que les pongan un tratamiento y mantenerlos en lugares en los que no haya humedad.
En la última fase puede afectarle al sistema nervioso, por lo que produce parálisis o espasmos, y su vida puede estar en peligro. No obstante, nos habremos dado cuenta mucho antes de que el perro tiene esta enfermedad. Se transmite mediante un virus que se transmite cuando el perro entre en contacto con fluidos o desechos de otro animal infectado. Es un virus resistente, y la mejor forma de que el perro se encuentre protegido es tener al día las vacunas.