A veces cometemos el error de centrarnos en lograr un adiestramiento adecuado para nuestro perro sin tener en cuenta algo clave: el vínculo emocional que compartimos con él. Es fundamental mantener dicha unión fuerte y sana, pues a través de la misma hacemos posible una relación de confianza, respeto y cariño con nuestra mascota. Esto, a su vez, es esencial para la felicidad de ambos.
Conseguir y reforzar este vínculo no nos será difícil si seguimos algunas normas básicas, siendo la primera de ellas tan sencilla como importante: pasar tiempo con nuestro perro. Aunque las obligaciones no nos permitan estar con él tanto tiempo como quisiéramos, es importante que le prestemos atención a diario, no sólo en cuanto a sus necesidades básicas.
Nos referimos a una verdadera interacción con él, para lo cual será muy útil realizar alguna pequeña actividad, aparte del paseo, como jugar. Es una buena forma de estrechar los lazos, de demostrarle que disfrutamos con su compañía. Además, podemos aprovechar este ejercicio para reforzar la obediencia o para ayudar al animal a desarrollar sus capacidades, a través por ejemplo de juegos de olfato.
Igual de importantes son los paseos diarios, que debemos convertir en una actividad conjunta. Es decir, no basta con soltar al can en un área y dejar que corra hasta que se canse, sino que tenemos que caminar a su lado. Es fundamental también que seamos nosotros quienes dirijamos el recorrido, haciéndole ver que tiene que respetar nuestras decisiones.
Todo ello utilizando el refuerzo positivo como recompensa, haciendo que el animal se sienta querido. En este sentido, no pueden faltar las demostraciones de cariño mediante caricias, palabras amables, premios, y por supuesto, nuestra compañía. No lograremos un verdadero vínculo emocional con nuestro perro tan sólo a través de órdenes y ejercicio, sino que además tendremos que mostrarle afecto a diario. Sin embargo, debemos evitar atosigarle, pues estos animales también necesitan sus momentos de tranquilidad y soledad.
Todo este proceso requiere que establezcamos una rutina diaria, ya que la incertidumbre puede provocar ansiedad y estrés al perro. Por ello se recomienda imponer un horario para la comida, el juego, el sueño y los paseos.